Nunca es tarde para entrenar y ejercitar la memoria

Dr. Ernest BalaguerJefe de servicio de Neurología del Hospital Universitari General de Catalunya

Con el paso de los años nuestro cerebro también va envejeciendo, las neuronas se van deteriorando y la pérdida de memoria es algo habitual. Nos cuesta aprender cosas, perdemos objetos con facilidad, tenemos más despistes o no somos capaces de recordar la información tal y como lo hacíamos antes. Estos cambios en la memoria son manejables, ya que encontramos recursos para paliar sus efectos como puede ser hacer listas de tareas para recordarlas.

Nunca es tarde para entrenar y ejercitar la memoria

Por eso, es importantísimo mantener en forma nuestra memoria. Ejercitarla y reforzar la capacidad cognitiva reduce el impacto ante el desarrollo de posibles enfermedades neurodegenerativas y procuramos que el paso del tiempo no mengüe nuestra calidad de vida.

Siempre, ante los primeros signos de sospecha, hay que consultar con un especialista, en este caso con un neurólogo, quien valorará hasta qué punto esas pérdidas de memoria son normales o pueden corresponderse con el desarrollo de patologías u otros problemas de salud.

Problemas con la memoria

Por ejemplo, nuestra memoria puede verse afectada, a priori, por causas en principio inocuas, pero que realmente sí pueden afectarnos, como pueden ser los episodios de estrés, ansiedad o la falta de sueño, así como por una infección, la ingesta de un determinado medicamento o por un trastorno en la tiroides, entre otras muchas opciones. Por eso, nunca está de más consultar con un especialista en caso de duda.

Así, siempre que estas pérdidas notables de memoria estén presentes más de dos semanas hay que consultarlo con el experto para que, a partir de una serie de exámenes, decida qué hacer o qué indicaciones dar.

Por qué es buena ejercitar la memoria

Con ello, también debemos tener en cuenta que, aunque no tengamos problemas de memoria, siempre es mejor ejercitarla y reforzarla, porque siempre puede mejorar. ¡Nunca es tarde para hacerlo, aunque seamos jóvenes! Porque mantenerla ágil nos facilitará una mejor vida adulta y una mayor calidad de vida.

Entre las razones para poner esta premisa en práctica podemos destacar:

  • Mantiene capacidades físicas y mentales.
  • Fomenta la relación con el entorno.
  • Mejora la autoestima.
  • Mejora el rendimiento cognitivo.
  • Incrementa la autonomía personal en el cuidado diario y tareas cotidianas.
  • Mejora la calidad de vida de la persona.
  • Presenta un efecto positivo en el cuidador.

Consejos para ejercitar la memoria desde el domicilio

Ahora bien, si queremos tener una buena memoria, aunque seamos jóvenes, necesitamos entrenarla. Eso sí, conviene tener en cuenta que las actividades dependen de las capacidades y de los déficits de cada persona y las debemos ir adaptando al estado actual de cada uno. Si es una persona que ya presenta deterioro cognitivo:

  • Puede ser necesario que diariamente le orientemos en el tiempo o en el espacio: recordarle el día que es, el mes, el año y la estación; puede ser útil tener visible un calendario o un reloj, por ejemplo.
  • Pueden ser útiles ejercicios de lectura y de escritura.
  • Si la persona usa audífono o gafas es necesario que los utilice para favorecer su orientación y comprensión.
  • Estimular que nos explique cosas, dándole tiempo para expresarse.
  • Pedirle que describa fotos o bien dibujos, si es posible.
  • Tener en lugares visibles las fotos familiares.
  • Identificación de objetos y utilidad de los mismos y preguntar: ¿qué es eso?, ¿cómo se llama?, ¿para qué sirve?
  • Ejercicios de memoria a largo plazo: pedir que nos explique hechos puntuales de su vida.
  • Ejercicios de memoria reciente: preguntas sobre lo que le hemos explicado, sobre lo que acaba de leer, que repita series de palabras que le digamos (no lista numerosa).
  • Utilización de métodos para reforzar la memoria: agendas, notas, carteles identificando estancias.
  • Utilización de aficiones para estimulación física y cognitiva.
  • Participación en tareas diarias según sus posibilidades.
  • Mantener la rutina da seguridad y favorece la orientación y recordar las tareas.
  • Dejar siempre los objetos personales y que más se utilizan en el mismo lugar; tener los espacios ordenados y no muy cargados de objetos.