Observar los movimientos del niño, clave para el diagnóstico de la parálisis cerebral

Dr. David FarringtonEspecialista de la Unidad de Cirugía Ortopédica Pediátrica del Hospital Materno-Infantil Quirónsalud de Sevilla

La parálisis cerebral infantil (PCI), o simplemente parálisis cerebral, es un grupo de trastornos que afectan a la capacidad de una persona para moverse y mantener el equilibrio y la postura. Es la discapacidad motora más frecuente en la niñez. El daño al cerebro que provoca parálisis cerebral infantil puede ocurrir antes del nacimiento, durante el parto, dentro del primer mes de vida o durante los primeros años de vida del niño, cuando su cerebro todavía se está desarrollando.

Observar los movimientos del niño, clave para el diagnóstico de la parálisis cerebral

Cuando la parálisis cerebral tiene que ver con daño al cerebro ocurrido antes o durante el parto, se llama parálisis cerebral infantil congénita. La mayoría de los casos de parálisis cerebral (85-90 %) son congénitos, aunque no se sabe qué la causa en muchos de los casos. En un pequeño porcentaje la causa es daño cerebral ocurrido más de 28 días después del parto. En tal caso se denomina parálisis cerebral infantil adquirida y por lo general se asocia a una infección, como meningitis, o a una lesión en la cabeza.

Dentro de estos dos grandes grupos, la parálisis cerebral infantil se clasifica según el tipo principal de trastorno del movimiento involucrado. La más común, que afecta al 80% de los niños con parálisis cerebral, es la espástica, que se caracteriza por presentar rigidez muscular y que se describe, generalmente, por la parte del cuerpo afectada: a las piernas, a un lado del cuerpo o a las cuatro extremidades.

Los movimientos involuntarios de manos, brazos, pies y piernas son signo distintivo de la parálisis cerebral infantil discinética. En estos casos, el tono muscular de las personas presenta cambios, que pueden variar de muy rígido a muy laxo, no solo de un día al otro, sino incluso en el mismo día. También se habla de la parálisis cerebral atáxica cuando el niño tiene problemas con el equilibrio y la coordinación, o la mixta, cuando la persona presenta síntomas de más de uno de estos tipos de parálisis cerebral.

Diagnóstico temprano

El mejor modo de diagnosticar la parálisis cerebral es mediante la adecuada observación de los problemas que puedan surgir en el desarrollo motor del niño. Observar cómo se mueve, cómo se voltea, cómo rueda hacia los lados, cómo se sienta, o se para, o camina, o el grado de rigidez o flacidez que pueda tener en algunas articulaciones o en el cuerpo entero aporta claves e información esencial para la detección de síntomas. El diagnóstico temprano será el que permita establecer las pautas terapéuticas más beneficiosas.

La parálisis cerebral no empeora con el tiempo, pero los síntomas exactos, como los problemas de movimiento y postura, así como las afecciones relacionadas, como discapacidad intelectual, convulsiones, problemas en la vista, el oído o el habla, y los problemas en la columna vertebral o en las articulaciones pueden ir cambiando a lo largo de la vida de la persona.

Desde el punto de vista del tratamiento, es importante contar con un equipo de especialistas en el manejo de pacientes con patología ortopédica derivada de problemas neurológicos y/o musculares. El programa integral para el tratamiento de estos niños incluye la prevención y el manejo ortopédico y quirúrgico de todas las afecciones del aparato locomotor: miembros superiores, inferiores y columna.

Los tratamientos utilizados por la Unidad de Cirugía Ortopédica Pediátrica van desde la infiltración de toxina botulínica guiada por ecografía o cirugía UltraMIS ecoguiada para retracciones musculares y tendinosas hasta cirugías multinivel en el mismo acto quirúrgico (SEMLS), que ofrecen a los pacientes las más avanzadas técnicas en reconstrucción de columna, caderas o pies.

Todo lo relativo a la parálisis cerebral ha avanzado desde el punto de vista de la concepción y el abordaje desde distintas disciplinas que intervienen en el proceso de diagnóstico y tratamiento terapéutico y quirúrgico, pero el diagnóstico temprano sigue siendo un punto clave para un mejor abordaje terapéutico y la observación del desarrollo motor del menor, el mejor camino.