Fiebre del heno, no solo en primavera

Dr. Valery NúñezServicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitari General de Catalunya

Empecemos por el principio: una alergia es una reacción desmedida e incontrolada del sistema inmunitario ante una sustancia a la que el cuerpo no se supo adaptar en un primer momento. En la mayoría de los casos esta hipersensibilidad se encuentra predispuesta genéticamente en algunos individuos o familias.

Fiebre del heno, no solo en primavera

Cuando la alergia afecta a la nariz y sus componentes estamos hablando de rinitis alérgica, una afección que se ha conocido durante mucho tiempo como "fiebre del heno", denominada así porque sus síntomas más destacados coincidían, en las sociedades agrícolas, con la cosecha de la hierba segada y seca que se usaba para alimento del ganado y que se denomina heno.

La rinitis alérgica tiene signos y síntomas parecidos al resfriado común: secreción nasal, picazón en los ojos, congestión, estornudos y presión en los senos nasales. No obstante, a diferencia de un resfriado, la rinitis alérgica no se produce por un virus, sino por la respuesta alérgica a determinadas sustancias, denominadas alérgenos.

Los alérgenos se encuentran en interiores o al aire libre, como el polen, los ácaros del polvo o pequeñas manchas de piel y saliva que arrojan los gatos, perros u otros animales con pelo o plumas.

Los signos y los síntomas de la rinitis alérgica pueden incluir goteo y congestión nasal, ojos llorosos, rojos y con picazón (conjuntivitis alérgica), estornudos, tos, picazón en la nariz, el paladar o la garganta, piel hinchada y de color azul debajo de los ojos (ojos morados alérgicos), goteo posnasal o fatiga.

Factores estacionales y perennes

Los signos y síntomas de la rinitis alérgica pueden comenzar o empeorar en particulares momentos del año. Por ejemplo, el polen de los árboles, frecuente a principios de la primavera, el polen del césped, frecuente a fines de la primavera y en verano, o el polen de la ambrosía, que es frecuente en otoño, son desencadenantes estacionales.

Los ácaros del polvo, las cucarachas y la caspa de las mascotas son en cambio perennes, porque pueden estar presentes todo el año. Los síntomas de los alérgenos de interiores suelen empeorar en invierno, cuando las casas están cerradas. En cuanto a los rastros de hongos y moho del interior y del exterior los hay tanto perennes como estacionales.

La rinitis alérgica se produce del mismo modo que cualquier otra alergia. El sistema inmunitario identifica una sustancia aérea inocua como si fuese nociva y produce anticuerpos contra ella. La próxima vez que se tenga contacto con esa sustancia, los anticuerpos enviarán una señal al sistema inmunitario para que libere sustancias químicas en el torrente sanguíneo, como la histamina, lo que causa una reacción que provoca los signos y síntomas de la rinitis alérgica.

Factores de riesgo

Dr. Valery Nuñez, Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitari General de Catalunya
Dr. Valery Nuñez, Servicio de Otorrinolaringología

Hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar rinitis alérgica: por ejemplo, tener otras alergias o asma, tener dermatitis atópica (eccema), tener un familiar directo que padezca alergias o asma, vivir o trabajar en un entorno que exponga constantemente a alérgenos, como la caspa de los animales o los ácaros del polvo, o tener una madre que fumó durante el primer año de vida del paciente.

Los problemas que pueden asociarse a la rinitis alérgica son variados, como el sueño deficiente, el incremento de la sintomatología del asma (tos y problemas bronquiales), la infección de oídos, la sinusitis (infección o inflamación de la membrana que recubre los senos paranasales) y, en general, una disminución general de la calidad de vida, porque la rinitis alérgica puede interferir en las actividades cotidianas productivas o de ocio. Para muchas personas, los síntomas de la rinitis alérgica son la causa de bajas en el trabajo o absentismo escolar.

El mejor tratamiento para la "fiebre del heno" es limitar cuanto sea posible la exposición a las sustancias que la provocan. Si la rinitis alérgica no es muy grave, los medicamentos de venta libre quizás sean suficientes para aliviar los síntomas. En caso de síntomas más graves, lo mejor es acudir al alergólogo, que hará una diagnosis completa del enfermo y propondrá un tratamiento adecuado.