Leche de vaca: mitos y realidades
La leche es uno de los alimentos básicos de la alimentación desde el punto de vista nutricional, en el marco de una dieta variada y equilibrada.
Es un alimento muy rico en nutrientes. Es fuente de proteínas de elevado valor biológico, ya que contiene todos los aminoácidos esenciales. Además, la leche contiene componentes con propiedades beneficiosas demostradas científicamente para el sistema inmunitario, cardiovascular y digestivo.
Es la principal fuente dietética de calcio, no sólo por su elevado contenido de en este mineral, sino también por su alto aprovechamiento gracias a otros componentes de la leche: vitamina D, proteínas, fósforo, etc… Es rica en vitaminas.
En los últimos años han empezado a circular mensajes sin demasiada base científica, que afirman que el consumo de leche es perjudicial para la salud. Nada más alejado de la realidad.
Algunos de los mitos más extendidos son:
- Produce moco o empeora el asma. Esta es una de las leyendas más extendidas de la leche, sin embargo no existe evidencia que demuestre que la leche aumenta la mucosidad en personas sanas, ni que altere las pruebas respiratorias en personas con asma.
- Contiene antibióticos y hormonas. Es una afirmación falsa, por ley está prohibido, así como también está prohibido administrar sustancias para fomentar el crecimiento y producción de leche. El sistema está regulado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que anualmente publica un informe con los resultados de controles realizados periódicamente en los alimentos.
- Aumenta el riesgo de padecer cáncer. Los estudios realizados concluyen que el consumo de 3 raciones diarias de leche y derivados no aumentan el riesgo de cáncer, aunque se indican que son preferibles los productos de menor contenido graso o los fermentados.
- El hombre es el único mamífero que consume leche tras el período de lactancia. El catedrático de la Universidad de Granada, Ángel Gil, afirma “el ser humano, a diferencia de otros animales, consume leche de otras especies de mamíferos para alimentarse. Hace más de 10000 años se domesticó a los animales y se pudo incorporar la leche a la dieta, suponiendo un gran salto evolutivo para el hombre”.
- Provoca alergias e intolerancias. Hay que distinguir entre alergia e intolerancia, la primera es una reacción a la proteína de la leche de vaca, para la cual existen alternativas como la leche hidrolizada. La intolerancia hace referencia a la lactosa (un azúcar contenido en la leche). Actualmente la industria láctea ha elaborado leches y productos con bajo contenido o sin lactosa.
- La leche engorda. La grasa que aporta la leche sirve para transportar algunas de las vitaminas que contiene (vitaminas liposolubles: A,D, E y K). El contenido de grasa de la leche es del 3.5% en leche entera, 1.8% en semidesnatada y el 0.8% en desnatada. Se puede afirmar que la leche aporta gran cantidad de nutrientes con un contenido calórico muy limitado.
- Leche de vaca y autismo. Los trastornos de espectro autista (TEA) son un grupo heterogéneo de alteraciones del neurodesarrollo, con distintas manifestaciones clínicas, y algunos pacientes presentan síntomas digestivos. Como no existe un tratamiento eficaz algunas familias recurren a terapias alternativas, una de ellas dieta de exclusión de gluten y caseína (proteína de la leche). Sin embargo, no existen suficientes datos ni estudios que asocien el consumo de leche o lácteos al riesgo de desarrollar un TEA.
Estos son solo algunos ejemplos de las discrepancias que han empezado a aparecer en los últimos 20 años tanto dentro como fuera de la comunidad científica.
Cada vez es mayor la preocupación general sobre enfermedades crónicas y estilo de vida (actividad física y alimentación). La obesidad, la osteoporosis y las enfermedades cardiovasculares ocupan los primeros lugares. Se deben transmitir mensajes claros a la población sobre los hábitos saludables y las recomendaciones dietéticas. Con los datos actuales debemos seguir recomendando el consumo de leche y derivados lácteos diariamente en cantidades adecuadas según la edad y el momento de la vida.