¿Qué cambia cuando un producto se distingue con un sello de calidad?

Público

La política de calidad de los productos agroalimentarios es uno de los instrumentos al alcance de los productores que sirve para identificar y promocionar sus producciones cuando gozan de características específicas.

Y en este sentido, la protección y valorización del patrimonio agroalimentario catalán es un objetivo claro de la Generalidad de Catalunya desde sus inicios, por ello desarrolló una política de calidad agroalimentaria desde sus inicios.

El objetivo de la política de calidad agroalimentaria es la protección de estas producciones de calidad diferenciada, mediante un sistema de indicaciones protegidas en el marco de la UE, así como el fomento de la competitividad mediante la calidad. Una fórmula que contribuye a la territorialidad de las producciones, evitando la centralización, y a su vez, a una repartición demográfica más equilibrada.

Muchos de los productos distinguidos con un sello de calidad han sido el punto de inicio de cocinas y producciones locales recuperadas, así como de mercados y ferias, beneficiando así el desarrollo rural. La comunicación de la Comisión Europea “El futuro del mundo rural”, de 1988, que expresaba claramente, entre otras orientaciones, la necesidad de una mejora de la calidad de los productos agroalimentarios determinó la aparición de reglamentos comunitarios destinados a proteger la calidad diferenciada de los productos agroalimentarios.

Beneficios para el desarrollo rural

En relación a las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) y a las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), aquellas registradas hasta el día de hoy han contribuido de forma clara al mantenimiento del patrimonio agroalimentario. Los reguladores de la materia han constatado que en muchos casos la reputación del producto registrado ha aumentado y ha dado lugar a actividades paralelas como la organización de ferias, mercados, concursos y actividades gastronómicas en torno a estos productos.

Los recursos locales protegidos por los regímenes de calidad pueden ser utilizados en otros procesos de producción, sobre todo en la producción de servicios (como el turismo) o de la bioindustria, ya sea dentro de una misma explotación o en otros sectores del territorio. Esto puede generar importantes oportunidades para otros sectores y actividades rurales como el turismo, el agroturismo, o la bioeconomía circular.  Esta multifuncionalidad y diversificación es fundamental para el desarrollo sostenible y para la resiliencia de las áreas rurales y marginales.

Desde el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat (DARP) se lleva a cabo una política de fomento y promoción de las DOP e IGP con el fin de consolidar el conocimiento que tiene el consumidor de estas indicaciones geográficas. Por este motivo, se realizan actuaciones de promoción y difusión institucional para dar a conocer la existencia de las DOP e IGP y lo que representan. La población diana del mensaje son tanto los consumidores finales como los profesionales (principalmente de la restauración y la distribución).

Para incrementar el consumo de productos amparados por sellos de calidad es imprescindible persistir en la divulgación y potenciar el conocimiento de lo que significan los distintivos de origen y calidad (DOP e IGP) como reconocimiento internacional de unos productos arraigados al territorio y de calidad diferenciada controlada y certificada a través de las herramientas utilizadas hasta ahora, así como profundizar modalidades de difusión más recientes como el establecimiento de rutas turísticas y desarrollar nuevas vías de comercialización.

Los regímenes de calidad diferenciada son herramientas que sirven de complemento a otras políticas del marco de la Política Agrícola Común (PAC), como la política de desarrollo rural y las políticas de apoyo al mercado y de sostenimiento de la renta.

Una industria competitiva

La industria agroalimentaria catalana es la primera industria de Catalunya, ha alcanzado un altísimo nivel de competitividad y representa casi un 24% del total del conjunto del estado español. El elevado nivel de productividad y calidad de esta industria ha permitido que hoy concurra con éxito en los principales y más exigentes mercados del mundo. Y en ese marco la calidad es garantía y un factor básico para la competitividad de los productos catalanes.

Los alimentos con los sellos DOP e IGP garantizan calidad, pero además tienen como valor añadido el hecho de estar producidos en el territorio catalán y gozar de unas características propias. También se da la circunstancia de que los alimentos distinguidos forman parte de la dieta mediterránea, considerada la más sana del mundo por los científicos, un patrimonio del que Catalunya dispone y al que no se puede renunciar y es necesario difundir para que sea valorado internacionalmente.